La Iglesia,
al dirigirse al mundo de hoy, ha de tomar en consideración un fenómeno tal como
el del comunismo marxista. Por lo mismo, el cristiano no puede contentarse con una
caricatura del marxismo para desentenderse, a sí, cómodamente de lo que éste recrimina
a nuestro vivir la fe -- y, en consecuencia, a esta misma fe --. Sólo en unesfuerzo por
comprender lo que él dice de si mismo y de nosotros, podremos hallar en esta
nuestra fe (comprendida en su autenticidad y autént icamente vivida) el
fundamento más radical de lo que el marxista afirma buscar sinceramente,
creyendo tener que oponerse a la fe. El diálogo cristiano - marxista es hoy
ineludible.
Presentamos,
por ello, las reflexiones de R. GARAUDY sobre el tema. El desta cado representante
del comunismo francés expone lo que el marxismo significa para él genuinamente,
relacionándolo con el cristianismo. Reconoce, por un lado, lo que éste ha
aportado a la humanidad; e indica, por otro, las objeciones críticas que
suscita ta
mbién
históricamente dicho cristianismo, incluso en nuestros días.
Ofrecemos,
tras este primer articulo, algunas aportaciones de J.B. METZ como respuesta
cristiana a la presente exposición de GARAUDY.
Christian-Marxist
Dialogue, Journal of Ecumenical Studies 4 (1967) 207-222