"Existe en Francia un
                            poderoso lobby proisraelí que
                            ejerce una notable influencia en los medios
                            de comunicación". (General Charles de
                              Gaulle)[1]
                        
                        
 Influencia notable
En 
Francia sólo el General
                          de Gaulle se atrevió a decir 
"que existía
                            en Francia un poderoso lobby proisraelí que
                            ejercía una notable influencia en los medios
                            de comunicación. Esta afirmación resultó
                            escandalosa en su época. Sin embargo
                            contiene parte de una verdad que hoy en día
                            sigue vigente".
[2]
                        
Desde entonces no ha habido un solo candidato
                          a la Presidencia de la República Francesa, sea
                          cual sea su partido, desde Michel Rocard hasta
                          Jacques Chirac y pasando por Miterrand, que no
                          haya ido a 
Israel para recibir la
                          investidura mediática.
                        
El poder mediático del lobby, cuyo centro
                          dirigente actual está constituido por la LICRA
                          (Liga Internacional Contra el 
Racismo y el 
Antisemitismo), es
                          tal que puede manipular la opinión a voluntad.
                          Siendo la población 
judía en Francia
                          cerca del 2% del total, el 
sionismo reina en la
                          mayoría de los círculos de decisión política
                          de los medios de comunicación, en la
                          televisión y la radio, en la prensa escrita
                          trátese de periódicos o revistas, en el cine -
                          gracias sobre todo a la invasión de 
Hollywood - e incluso
                          las editoriales - en las que pueden imponer su
                          veto por medio de los comités de lectura -
                          están en sus manos, así como la publicidad,
                          gerente financiera de los medios de
                          comunicación.
                        
La prueba está en el adocenamiento casi
                          general de los medios de comunicación cuando
                          se trata de invertir, a favor de Israel, el
                          sentido de los acontecimientos y se califica
                          de 
terrorismo la
                          violencia de los débiles y de lucha contra el
                          terrorismo la violencia de los fuertes.
                        
Un 
judío enfermo es arrojado
                          por la borda del Achille Lauro por un renegado
                          de la 
OLP. Se
                          trata, incontestablemente, de un acto de
                          terrorismo. Pero cuando, en represalia, un
                          bombardeo israelí sobre 
Túnez provoca cincuenta
                          muertos, entre los cuales hubo muchos niños,
                          eso se llama 
"lucha contra el terrorismo y
                            defensa de la ley y el orden".
                        
Como si estuvieran dirigidos por la batuta de
                          un director de orquesta oculta se escucha el
                          mismo sonsonete en todos los medios, trátese
                          de los atentados contra la 
sinagoga de la calle
                          Copérnico, de las profanaciones del cementerio
                          de Carpentras, de la invasión del 
Líbano o de la
                          destrucción de 
Iraq.
                        
Puedo aportar mi propio testimonio. Hasta
                          1982 tenía libre acceso a las mayores casas
                          editoriales, a la televisión, a la radio, a la
                          gran prensa. Cuando se produjeron la invasión
                          y las masacres del Líbano, logré de su
                          director, Jacques Fauvet, la publicación en la
                          edición del 17 de junio de 1982 de Le Monde de
                          toda una página pagada en la que, junto al
                          Padre Michel Lelong y el Pastor Matthiot,
                          manifestaba: 
"el verdadero sentido de la
                            agresión israelí tras las masacres del
                            Líbano".
                        
Demostrábamos que no se trataba de una
                          bravuconada sino de la lógica interna del
                          sionismo político sobre el que estaba fundado
                          el 
Estado
                            de Israel.
                        
Recibí nueve amenazas de muerte por carta y
                          por teléfono.
                        
la LICRA promovió contra nosotros un proceso
                          por 
"antisemitismo e
                            incitación a la discriminación racial".
                        
El abogado de Jacques Fauvet recordó que no
                          se podía confundir al Estado de Israel con la
                          comunidad judía y menos todavía con su fe; un
                          estado cuyas exacciones en el 
Líbano habían sido
                          denunciadas por altas personalidades judías
                          como Mendès France y Nahum Goldmann. Nuestra
                          defensa, la del Padre Lelong, el Pastor
                          Matthiot y la mía, se derivó del propio texto:
                          recordamos todo lo que nuestras vidas debían a
                          la fe de los profetas judíos. Pero el 
sionismo político ha
                          sustituido al 
Dios de Israel por el
                          Estado de Israel. Su comportamiento en el 
Líbano y en 
Palestina, al crear
                          odiosas amalgamas, deshonra al 
judaísmo ante el mundo.
                          Nuestra lucha contra el sionismo es, pues,
                          inseparable de nuestra lucha contra el 
antisemitismo.
                        
Por mi parte, retomé ante el tribunal los
                          análisis de mi estudio 
"Palestine, terre
                            des messages divins": el 
sionismo político,
                          fundado por 
Theodor Herzl - y
                          condenado entonces por todos los 
rabinos del mundo como
                          traición a la fe judía - no proviene de dicha
                          fe, sino del colonialismo y el 
nacionalismo
                          europeos del siglo XIX. Los últimos vestigios
                          de 
colonialismo de
                          poblamiento, tanto en 
Palestina como en 
Sudáfrica, se
                          enfrentan por su 
racismo - oficialmente
                          denunciado por la 
ONU - a
                          la resistencia de la población autóctona al
                          ocupante colonial.
                        
Como en todo 
colonialismo y todo
                          régimen de ocupación, la represión se llama
                          mantenimiento del orden, y la resistencia
                          terrorismo. Escuchando al abogado de la LICRA
                          que trataba de hacer un boceto de mi persona
                          como el correspondiente a un antisemita, me
                          veía a mí mismo en Jerusalén, acompañado, en
                          el Muro de las Lamentaciones por el ministro
                          israelí Barzilai en 1967, y, después, en casa
                          de Nahum Goldmann, entonces presidente del 
Congreso
                            Mundial Judío. Me veía en el campo de
                          concentración con mi amigo Bernard Lecache,
                          fundador de la LICA - que más tarde sería la
                          LICRA - ayudándome a preparar mis cursos para
                          nuestros camaradas, deportados como nosotros,
                          sobre Los Profetas de Israel. Veía a aquel
                          anciano militante comunista y 
ateo de
                          Tarn diciéndonos tras una lectura de Amós por
                          parte de Bernard y mía: 
"¡cómo refuerza el
                            ánimo!".
                        
 Medios de
                            comunicación
La dominación casi total de los medios de
                          comunicación de 
América y 
Francia por parte del 
sionismo israelí impuso
                          al mundo esta subversión de términos: un
                          diplomático israelí es agredido en Londres (la
                          propia Margaret Thatcher probó ante el
                          parlamento que el autor del atentado no era de
                          la OLP), es terrorismo. El ejército israelí
                          invade el 
Líbano y provoca miles de
                          muertos, la operación se llama Paz en Galilea.
                        
El 
1 de enero de 1989,
                          escucho en la televisión el resultado de la
                          revuelta de las piedras: 327 muertos entre los
                          palestinos - la mayoría niños que arrojaban
                          piedras - y 8 entre los israelíes - la mayoría
                          soldados que disparaban con fuego real -. El
                          mismo día un ministro israelí declara: 
"la
                            negociación no será posible mientras los
                            palestinos no renuncien a la violencia".
                          ¿Acaso estoy soñando o esta anestesia del
                          espíritu crítico es una pesadilla colectiva?
                          ¡Es el triunfo del sinsentido!
                        
Ya en 1969 el General de Gaulle denunciaba 
"la
                            excesiva influencia" del lobby sionista
                          en todos los medios: la prensa, la televisión,
                          el cine y la edición. Hoy en día, esta 
"excesiva
                            influencia" ha logrado operar una
                          inversión total de la realidad, llamando 
terrorismo a la
                          resistencia artesanal de los débiles y lucha
                          contra el terrorismo a la violencia
                          infinitamente más asesina de los fuertes.
                        
 Proceso
El Padre Lelong, el Pastor Matthiot y yo
                          éramos culpables de denunciar la farsa de esta
                          subversión de los términos. El alto tribunal
                          de París, en resolución del 24 de marzo de
                          1983 
"considerando que se trata de la
                            crítica lícita de la política de un Estado y
                            la ideología que lo inspira, y no de
                            provocación racial... desestima todas las
                            demandas de la LICRA y le condena a pagar
                            las costas".
                        
La LICRA se muestra contumaz y apela. El 
11 de enero de 1984,
                          la Cámara Alta de la Corte de París pronuncia
                          se veredicto. Cita un pasaje de nuestro
                          artículo en el que acusábamos al 
Estado
                            de Israel de 
racismo. La Corte 
"considerando
                            que la opinión emitida por los firmantes no
                            concierne más que a la definición
                            restrictiva de la judaicidad contemplada por
                            la legislación israelí... confirma la
                            sentencia anterior en lo tocante a la
                            desestimación de las demandas de la LICRA y
                            condena a ésta a pagar las costas".
                        
La LICRA interpone un recurso. La sentencia
                          de la Corte de casación del 
4 de noviembre de
                          1987 priva a los sionistas de toda esperanza e
                          deshonrarnos legalmente. La Corte 
"desestima
                            el recurso y condena al pago de las costa al
                            demandante".
                        
Pero la operación de hostigamiento continúa
                          más allá de lo jurídico. El lobby sionista
                          tiene los medios para ello. Si hubiéramos sido
                          condenados, la noticia hubiera aparecido en
                          toda la prensa que nos hubiera puesto en la
                          picota como 
antisemitas. Por
                          el contrario, la condena de la LICRA por los
                          tribunales fue silenciada sistemáticamente;
                          incluso Le Monde, cuyo antiguo director,
                          Fauvet, estaba implicado con nosotros en este
                          combate, se contentó con un insípido
                          articulito.
                        
Pero el bloqueo a mi esperanza ya estaba en
                          marcha y fue magistralmente llevado a cabo.
                          Tras la aparición de la página de Le Monde
                          sobre la lógica del colonialismo sionista,
                          añadí dos líneas llamando a los lectores a
                          suscribirse para pagar los gastos de
                          inserción. El montante era de cinco millones
                          de céntimos. Recibí siete en decenas de
                          pequeños cheques. Entre los donantes, cerca de
                          un tercio de ellos eran judíos, dos de ellos
                          rabinos.
                        
Pero, a partir de ahí, comenzó la asfixia
                          mediática. Ya no tuve acceso a la televisión y
                          mis artículos fueron rechazados. Había
                          publicado hasta entonces cuarenta libros en
                          todas las grandes editoriales, desde Gallimard
                          a Seuil, desde Plon a Grasset y a Laffont.
                          Habían sido traducidos en veintisiete idiomas.
                          Pero ahora todas las puertas estaban cerradas
                          para mi. Uno de mi más importantes editores
                          hubo de oír de boca de su consejo de
                          administración: 
"Si publica usted un libro
                            de Garaudy, no volverá a tener los derechos
                            de traducción de las obras americanas".
                          Aceptarme hubiese supuesto poner en peligro su
                          empresa. Otro grande, respecto a otra obra
                          mía, dijo a su directora literaria que,
                          apasionada por el libro, me había ayudado
                          durante tres meses a ponerlo a punto para su
                          publicación: 
"No quiero a Garaudy en la
                            casa".
                        
Así es la historia del emparedamiento de un
                          hombre.
                        
 Sistema represivo
Nuestros recursos de resistencia contra el
                          sinsentido están condenados a la
                          clandestinidad. Y yo mismo a la muerte
                          literaria. Por un delito de esperanza. No he
                          expuesto más que un ejemplo en el que
                          personalmente puedo testimoniar acerca de la
                          subversión de la realidad por parte del 
sionismo. Podríamos
                          multiplicar los ejemplos pero todos somos
                          testigos de ellos cada día. 
Un paso más fue dado cuando estos edictos
                          propios de los del Zar ruso fueron impuestos
                          por ley, convirtiendo a los magistrados en
                          jueces de la verdad histórica en perjuicio de
                          las anteriores leyes sobre la libertad de
                          prensa. El delito de opinión está legalizado
                          hoy en día por la ley Fabius (apartado 43)
                          llamada ley Gayssot, por el nombre del
                          diputado 
comunista
                          que aceptó la paternidad de esta perversa ley
                          en mayo de 1990. Consiste, ni más ni menos, en
                          insertar en la ley de libertad de prensa de
                          1881 un artículo, el 24 bis, que dice: 
"Serán
                            castigados con las penas previstas por el
                            apartado sexto del artículo 24 aquellos que
                            hayan puesto en duda... la existencia de uno
                            o de varios crímenes contra la humanidad tal
                            y como han sido definidos por el artículo 6
                            del Estatuto del Tribunal Militar
                            Internacional anejo al acuerdo de Londres
                            del 8 de agosto de 1945"[3].
                          El informe del diputado M. Asensi precisaba
                          (pág. 21): 
"se les pide la creación de una
                            nueva incriminación concerniente al
                            revisionismo". Dicho de otra manera,
                          preconizaba 
"aumentar las posibilidades de
                            las asociaciones de presentarse como
                            acusación particular en caso de infracción"
                          (artículo 7).
                        
Desde su introducción, el autor del informe
                          definía el objetivo perseguido: 
"completar
                            el arsenal represivo existente en aras a que
                            la ley penal... desarrolle plenamente su
                            función intimidatoria y represiva" (pág.
                          5)
[4].
                        
El 
Tribunal de
                            Núremberg, está menos capacitado que
                          cualquier otro, ya lo hemos demostrado, para
                          hacer jurisprudencia.
                        
Un año más tarde, una enmienda a la ley fue
                          propuesta por M. Toubon: 
"El artículo 24
                            bis de la ley del 29 de julio de 1881 sobre
                            la libertad de prensa es abrogado". Esto
                          anulaba la represión propuesta por Gayssot
                          contra los historiadores revisionistas y
                          rechazaba poner la crítica histórica en el
                          mismo plano que el 
racismo o la apología de
                          
Hitler.
                          Esta era su argumentación: 
"Cuando
                            discutimos en 1990, en base a una
                            proposición de ley del grupo comunista,
                            cuyo primer firmante era M. Gayssot, objeté
                            - y no era el único - al principio de este
                            texto, que consistía en fijar la verdad
                            histórica por ley en lugar de dejar hacerlo
                            a la historia. Algunos opusieron que es la
                            historia la que fija la verdad y no le
                            corresponde a la ley fijarla. Algunas
                            opiniones van demasiado lejos y no hay que
                            permitir su expresión. Pero es un camino que
                            lleva hacia el delito político y hacia el
                            delito de opinión".
                        
"El artículo 24 bis representa, en mi
                            opinión, un error político y jurídico muy
                            grave. En realidad constituye una ley de
                            circunstancias y lo lamento mucho. Ha pasado
                            ya un año. Ya no estamos a un mes de los
                            sucesos de Carpentras. No estamos obligados
                            a examinar un texto que la conferencia de
                            presidentes había inscrito, se lo recuerdo,
                            en el orden del día a toda prisa, cuarenta y
                            ocho horas después de su deposición y que
                            había sido discutida inmediatamente porque
                            el Presidente de la Asamblea, Sr. Fabius,
                            había decidido personalmente su inscripción.
                            Un año después, en frío, podemos, tal y como
                            yo acabo de hacer, examinar la validez de
                            esta ley, la vigencia de este delito de revisionismo
                            previsto por el artículo 24 his y concluir,
                            con Simone Veil, que este delito
                            es inoportuno"[5].
                        
En efecto, a partir de ese momento le estaba
                          prohibido a todo historiador poner en duda las
                          conclusiones del 
Tribunal de
                            Núremberg sobre el cual el propio
                          Presidente americano del mismo había llegado a
                          la sincera conclusión de que se trataba 
"del
                            último acto de guerra" y que 
"por lo
                            tanto no se había atenido a las normas
                            jurídicas de los tribunales ordinarios en
                            materia de pruebas ni de condenas".
                        
 Régimen de Vichy
En el contexto de esta infame ley la
                          declaración de Jacques Chirac del domingo 
16 de julio de 1995
                          marca un hito importante en la historia de 
Francia: el de la
                          ruptura con la unidad de la 
nación en beneficio de la
                          colusión de renuncias. Cuando el Presidente de
                          la República proclama que 
"la locura
                            criminal del ocupante fue secundada por los
                            franceses y por el Estado francés"
                          comete un doble crimen contra Francia, en
                          primer lugar hablando de 
Vichy como de
                          un Estado francés, dándole así legitimidad; en
                          segundo lugar envileciendo al pueblo francés
                          confundiéndolo con los adocenados dirigentes
                          que servían al ocupante. Con esta declaración
                          se oficializó la concepción sionista defendida
                          por Bernard-Henri Levy en su libro 
L'idéologie
                            française en el que escribe: 
"es
                            toda la cultura francesa... son nuestras más
                            queridas tradiciones francesas las que una a
                            una, evidencian nuestra antigüedad en la
                            abyección". Llama a destruir este 
"viejo
                            fondo de purulencia" disimulado 
"en
                            el corazón del pensamiento francés" y
                          que hace de 
Francia "la patria
                            del nacionalsocialismo
                            en general"[6].
                        
El no va más del asunto es que la ceremonia
                          estaba presidida por el Gran Rabino de Francia
                          Sitruk, el cual, el 8 de julio de 1990,
                          declaraba a Itzak Shamir - el mismo que había
                          ofrecido sus servicios a 
Hitler
                          y cuya política, la del Estado que presidía,
                          no ha cesado de violar le ley internacional y
                          de no tener en cuenta las decisiones de la 
ONU: 
"Cada
                            judío francés es un
                            representante de Israel... Esté usted
                            seguro de que cada judío de Francia es un defensor
                            de lo que usted defiende", sin por ello
                          negar a su regreso cualquier 
"doble
                            lealtad"[7].
                          Por tales méritos logrados ante Shamir, que se
                          había ofrecido como aliado a Hitler, deberían
                          haberle asignado en justicia un puesto entre
                          los penitentes y no entre los presidentes.
                        
Por supuesto, este acoso y derribo al pueblo
                          francés fue saludado con entusiasmo por los
                          dirigentes del CRIF (Consejo representativo de
                          las instituciones judías en Francia), que
                          expresó 
"su intensa satisfacción por ver
                            reconocida al fin, por parte de la más alta
                            autoridad francesa, la continuidad del
                            Estado francés entre 1940 y 1944". Lo
                          más vergonzoso es que los dirigentes de todos
                          los partidos franceses aprobaron en los
                          órganos públicos, desde 
Le Figaro
                          hasta 
L'Humanité, esta blasfemia de
                          Chirac. Es una blasfemia contra toda la 
tradición de unidad
                          francesa y de la resistencia de un pueblo. De
                          Gaulle jamás consideró a Vichy como un Estado.
                          
"Hitler creó Vichi", decía
[8]
                          y hablaba de los 
"figurantes de Vichy"[9].
                          
"Proclamé la ilegitimidad de un régimen que
                            estuvo a discreción del enemigo"[10].
                          
"No existe gobierno propiamente francés"[11].
                        
Refiriéndose al acuerdo del 
28 de marzo de 1940
                          con 
Inglaterra excluyendo
                          toda suspensión separada de armas (I, 74),
                          decía claramente. 
"el organismo sito en
                            Vichy, y que pretende merecer ese nombre
                            (Estado), es inconstitucional y está
                            sometido al invasor... Dicho organismo no
                            puede ser y, de hecho, no es más que un
                            instrumento utilizado por los enemigos de Francia"[12].
                        
De Gaulle mantuvo esta actitud durante toda
                          la guerra. El 
23 de septiembre
                          de 1941, proclamaba en la ordenanza que creaba
                          el Comité Nacional francés: 
"A la vista de
                            nuestras ordenanzas del 27 de octubre y del
                            12 de noviembre de 1940 y el conjunto de
                            nuestra declaración orgánica del 16 de
                            noviembre de 1940; considerando que la
                            situación resultante del estado de guerra
                            continúa impidiendo toda reunión y toda
                            expresión libre de la representación
                            nacional; considerando que la Constitución y
                            las leyes de la República Francesa han sido
                            y son violadas en todo el territorio
                            metropolitano y en el Imperio, tanto por la
                            acción del enemigo como por la colaboración
                            de las autoridades que colaboran con él;
                            considerando que múltiples circunstancias
                            prueban que la inmensa mayoría de la Nación Francesa, lejos
                            de aceptar un régimen impuesto por la
                            violencia y la traición, ve en la autoridad
                            de la Francia Libre la expresión de sus
                            deseos y sus voluntades..."[13].
                        
Desligaba así al pueblo francés del
                          servilismo de sus dirigentes. 
"La condena
                            de Vichy en la persona de sus dirigentes,
                            desligaba a Francia de una
                            política que había sido de renuncia
                            nacional"[14].
                        
De todo esto renegó Chirac, con unas pocas
                          palabras, para contentar al poder mediático de
                          los dirigentes sionistas y, de paso, para
                          rendir pleitesía a los 
Estados Unidos,
                          proa del lobby sionista, que ya le obligó a
                          abandonar su oposición a Mastricht, la ruina
                          de 
Francia, y confirmar su
                          sumisión a los dictados americanos del GATT
                          (rebautizado como Acuerdos internacionales
                          sobre el comercio) que destruyen las
                          posibilidades de independencia y de renovación
                          de Francia por medio del cambio radical de sus
                          relaciones con el 
Tercer
                            Mundo.
                        
 Antisemitismo
El 
sionismo también ha
                          agitado siempre el espectro 
antisemita
                          para hacer creer en una amenaza contra 
Israel y en la necesidad
                          de acudir en su ayuda. No faltan provocaciones
                          recientes destinadas a enmascarar las
                          exacciones de Israel. El método es siempre el
                          mismo. Cuando se produjo la 
masacre
                            de Sabra y Chatila, el escritor Tahar
                          Ben Jelloun escribió: 
"Hay coincidencias
                            que, a fuerza de repetirse, acaban por
                            convertirse en indicios mayores. Actualmente
                            sabemos para qué sirve un atentado
                            antisemita en Europa y a quién
                            beneficia el crimen: sirve para encubrir una
                            masacre deliberada de las poblaciones
                            civiles palestinas y libanesas. Es
                            constatable que estos atentados han
                            precedido, seguido o coincidido con un baño
                            de sangre en Beirut. Estas operaciones
                            terroristas están organizadas de tal manera
                            y ejecutadas con una perfección tal que han
                            cumplido hasta ahora a la perfección el
                            objetivo político que perseguían: desviar la
                            atención cada vez que el problema palestino
                            gana un poco más de comprensión, de
                            simpatía. ¿No se trata acaso de invertir
                            sistemáticamente la situación para hacer de
                            las víctimas verdugos y terroristas?
                            Convirtiendo a los palestinos en terroristas
                            se les expulsa de la historia y, por lo
                            tanto, del derecho. ¿No precedió acaso en
                            unas pocas horas la matanza de la calle
                            Rosiers, el 9 de agosto, a un diluvio de
                            bombas de todo tipo sobre Beirut? ¿No fue
                            seguido acaso el asesinato de Bechir Gemayel
                            en dos escasas horas por la entrada del
                            ejército israelí en Beirut Este (lo cual, de
                            paso, eclipsó la visita histórica de Yasser Arafat al
                            Papa)? ¿No coincidieron acaso la explosión
                            de un coche bomba en la calle Cardinet y el
                            ametrallamiento, al día siguiente, de la
                            sinagoga de Bruselas con la masacre sin
                            precedentes en los campos palestinos de
                            Sabra y Shatila?"[15].
                        
Hay precedentes históricos de los que
                          deberíamos sacar algunas conclusiones: un
                          esfuerzo sistemático por modelar la opinión
                          pública saturándola de una información de
                          inspiración etnocentrista, nutre el
                          antisemitismo.
                        
"En Berlín, el teatro, el
                            periodismo, etc. eran un asunto judío. El Berliner
                            Tageblatt era el periódico alemán más
                            importante y, tras él, el Vosiche Zeitung.
                            El primero pertenecía a Mossé, el segundo a
                            Ulstein, ambos judíos. El director del
                            Vorwätz, principal periódico socialdemócrata,
                            era judío. Cuando los alemanes acusaban a la
                            prensa de ser judía, Judenpresse, tenían
                            toda la razón"[16].
                        
 Misteriosas
                            profanaciones
El ejemplo más reciente de estas maniobras y
                          de su explotación mediática es el Carpentras.
                        
En mayo de 1990, en el cementerio judío de
                          Carpentras, varias tumbas fueron profanadas.
                          El cadáver de uno de los muertos fue empalado
                          y transportado a otra tumba. El Ministro de
                          Interior, Pierre Joxe, declaró inmediatamente:
                          
"No es necesario llevar a cabo una
                            investigación para saber quiénes son los
                            criminales responsables de esta abominación
                            racista". Sin
                          embargo, cinco años más tarde, a pesar del
                          trabajo de decenas de investigadores,
                          magistrado o policías, aún nadie ha podido
                          aclarar hoy en día quiénes son los
                          responsables de esta infamia.
                        
Todo lo que se sabe es que hubo una
                          profanación de un cementerio 
judío y que hubo un
                          montaje, ya que el cadáver del Sr. Germon no
                          había sido empalado, tal y como reconocieron
                          los investigadores algunos días más tarde.
                          ¿Cabe preguntarse, pues, quién fue el
                          responsable de dicho montaje? ¿Por qué? ¿Quién
                          tenía interés en ello para acrecentar el
                          horror del acontecimiento y excitar el odio de
                          la opinión pública?
                        
Este método ya fue empleado en Timisoara
                          donde se sacaron cadáveres del depósito para
                          que las fotografías dieran la vuelta al mundo
                          y desencadenaran la indignación y el odio
                          contra las supuestas masacres colectivas.
                        
Jean Marie Domenach, antiguo director de la
                          revista Esprit, escribía en Le Monde del
                          miércoles 31 de octubre de 1990 bajo el título
                          Silencio sobre Carpentras: 
"Hace cerca de
                            seis meses que tuvo lugar la profanación del
                            cementerio judío de Carpentras... Seis meses
                            más tarde no se sabe todavía quiénes son los
                            criminales. Hay algo aún más inquietante:
                            los medios de comunicación escritos y
                            audiovisuales que habían hecho de este
                            suceso abominable un escándalo que arrojó a
                            las calles a centenares de millares de
                            manifestantes y empañó en el extranjero la
                            imagen de Francia no han tomado
                            el relevo de la investigación y se callan.
                            Ningún parlamentario, ninguna autoridad
                            moral o intelectual se atreve a interrogar
                            al gobierno. Carpentras parece haber entrado
                            definitivamente en la leyenda negra de la nación sin que se
                            conozcan lo culpables y sin que se sepa
                            exactamente lo que pasó. Nadie puede
                            todavía, o se atreve, a decir la verdad
                            sobre Carpentras".
                        
El extraño 
"silencio sobre Carpentras"
                          denunciado por Jean Marie Domenach contrasta
                          con el estrépito mediático de los primeros
                          días.
                        
En la manifestación organizada el 
14 de mayo de 1990,
                          ochenta mil personas según la policía, 200.000
                          según los organizadores, desfilaron por las
                          calles de 
París. La campana mayor de
                          Notre-Dame sonó en su honor. En realidad,
                          nadie sabía quiénes habían sido los autores de
                          la infamia de Carpentras, así que ¿contra
                          quién se manifestaban? ¿Contra qué? Sólo la
                          encuesta podría haberlo dicho y no lo había
                          hecho. ¿A favor de quién? Esto era algo
                          evidente: la bandera de Israel era ondeada en
                          cabeza de la manifestación. Esta extraña Unión
                          Nacional de esta manifestación en la que
                          Georges Marchais estrechaba ostensiblemente la
                          mano de François Léotard permitía lanzar un
                          ataque global contra cualquiera que pusiera en
                          duda los dogmas que colocaban a Israel más
                          allá de toda ley internacional. El Gran Rabino
                          Sitruk, que pronunció el discurso que cerró la
                          manifestación, pudo gritar: 
"No permitamos
                            decir cualquier cosa. Demos una lección a
                            los profesores revisionistas,
                            a los políticos irresponsables"[17].
                        
La verdad sobre la profanación de Carpentras
                          no ha podido ser establecida porque de todas
                          las pistas sugeridas a los investigadores una
                          sola ha sido excluida, es, sin embargo, la más
                          plausible.
                        
¿Por qué se ordenó callar a aquellos que
                          hubieran podido aportar los testimonios clave?
                        
"El vigilante de la sinagoga de Carpentras
                            y portador de la llave del cementerio, Sr.
                            Kouhana, que había sido uno de los primeros
                            en descubrir el cuerpo de Félix Germon, se
                            niega a hablar con nosotros: 'Incluso si
                            fuesen de la Prefectura, he recibido la
                            consigna de no decir nada'. El Presidente
                            del Consistorio le ha prohibido hablar
                            'porque diría cualquier cosa en la tele',
                            justifica el Dr. Freddy Haddad, él mismo muy
                            reticente a la hora de evocar la
                            profanación, al igual que el rabino Amar"[18].
                        
"¿Por qué el rabino de Carpentras, al cuál
                            le preguntamos si volvería a consagrar el
                            lugar respondió: '¡Eso no es de mi
                            incumbencia!', el Presidente del
                            Consistorio: '¡eso no tiene razón de ser' y
                            el alcalde: 'no me ha dicho nada'?".
[19]
                        
¿Por qué ningún periódico francés evocó el
                          precedente - tremendamente parecido - de una
                          profanación que se produjo en el cementerio
                          israelí de Rishon Letzion, cerca de Tel-Aviv,
                          en la noche del 2 de marzo de 1984? El cuerpo
                          de una mujer había sido desenterrado y
                          arrojado fuera del cementerio judío. 
"Acto
                            bárbaro de antisemitismo"
                          proclamaron inmediatamente las comunidades
                          judías del mundo entero. Algunos días más
                          tarde la policía israelí, tras una
                          investigación, reveló la verdad acerca de esta
                          abyección. El cadáver tan innoblemente tratado
                          era el de Teresa Engelowicz, esposa de un 
judío, pero de origen
                          cristiano. Los integristas judíos consideraban
                          su presencia en el cementerio judío como una
                          afrenta para la pureza de aquel lugar, y el
                          Rabino de Rishon Letzion ya había reclamado su
                          exhumación.
                        
¿Por qué ningún periódico francés evocó el
                          paralelismo? Félix Germon, cuyo cadáver había
                          sido también exhumado en la noche y había sido
                          objeto del siniestro montaje del empalamiento,
                          era también culpable de haberse casado con una
                          cristiana, y su cadáver fue transportado a una
                          tumba vecina, la de Emma Ullma, culpable ella
                          también de haber desposado a un 
católico.
                        
(Extractado del libro "Los mitos fundacionales
                              de la política israelí" de Roger Garaudy)
[NDLR: voir à la page "Biblio"du blogue pour les liens donnant accès au texte français des "Mythes"] 
                        
 Referencias
- ↑
                              Philippe Alexandre, El prejuicio
                              proisraelí, Le Parisien Libéré del 29 de
                              febrero de 1988.
- ↑
                              Ibidem.
- ↑
                              Proposición de ley adoptada por la
                              Asamblea Nacional transmitida por el
                              Presidente de la Asamblea Nacional al
                              Presidente del Senado, ¶ 278, anexo al
                              debate de la sesión del 3 de mayo de 1990.
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                              Informe 1296, anexo al proceso verbal de
                              la sesión del 26 de abril de 1990.
- ↑
                              Boletín oficial del 22 de junio de 1991,
                              p. 3571. Debates parlamentarios, segunda
                              sesión del 22 de junio de 1991.
- ↑
                              Bernard-Henri Levy, L'idéologie française,
                              Grasset, 1981, pp. 61, 92 y 125.
- ↑
                              Le Monde del 9 de julio de 1990.
- ↑
                              Memoires I, 389.
- ↑
                              Idem, p. 130.
- ↑
                              Idem, p. 107.
- ↑
                              I, p. 388, en Brazzaville.
- ↑
                              I, p. 342.
- ↑
                              Memoires, I., p. 394.
- ↑
                              III, p. 301.
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                              Le Monde del miércoles 22 de septiembre de
                              1982, p. 2.
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                              Y. Leibowitz, Israël et Judaïsme, Desclée
                              de Brouwer, 1993, p. 113, capítulo sobre
                              las fuentes del antisemitismo.
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                              Le Meridional del lunes 14 de mayo de
                              1990.
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                              Revista Var Matin del lunes 15 de abril de
                              1955, artículo de los reporteros Michel
                              Letereux y Michel Brault.
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                              Ídem.
 
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                            relacionados
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